El síndrome del nido vacío, según la Wipipedia, es “una
sensación general de soledad que los padres pueden sentir cuando uno o más de
sus hijos abandonan el hogar. Aunque es más común en las mujeres, puede ocurrir
en ambos sexos”.
En ese punto me encuentro actualmente. El pájaro grande voló y el nido se
ha quedado semi-vacío, aunque para ser justos, hay que decir que la pájara que
queda mantiene la alegría en todo el
árbol.
Así es la vida, lo sé, pero, aunque llegue la hora de la universidad,
parece que nunca se está preparado para la partida, o mejor dicho, para la
quedada después de la partida. Porque una vez que salen, como dice un amigo, ya
no vuelven, al menos, no para quedarse.
Los primeros días son duros, todo te recuerda al hijo que ha marchado: su
habitación, sus objetos repartidos por toda la casa, el balón de basket, su
ropa, las fotos, etc.
Después te vas haciendo a la idea y te acostumbras(¿?) y te buscas algún entretenimiento
que te ocupe el tiempo que antes dedicabas al que voló.
Y lees y buscas cómo afrontar el momento y San Google te chiva que existen
métodos para hacerlo y te da consejos para conseguirlo.
De entre todos los encontrados, yo destacará los siguientes:
1.-Prepararse para la partida. Si esperas que tus
hijos se vayan de casa el próximo año, tómate el tiempo para comprobar que
sepan hacer lo básico para poder cuidarse por sí solos. -A mí, aquí me ha
pillado el toro, lo reconozco.
2.- Haz a un lado los pensamientos
aterradores. Tanto tú como
tus hijos estarán mejor si tratas esto como una gran aventura. Ellos
experimentarán toda una serie de emociones que van desde temor hasta euforia
por sus próximas nuevas experiencias.
-Evidentemente
yo lo veo como una tremenda oportunidad para él e intento no ser egoísta, sino
mirar por su bien y su futuro, pero…
3.- Analiza
las formas en las que puedas mantenerte en contacto con tus hijos. Tendrás
una sensación de soledad y vacío cuando se vayan porque no podrás darte la
vuelta y decirles las cosas como siempre solías hacer. Mantener comunicación
constante es importante para conservar un sentido de unidad familiar y para
estar al tanto de sus vidas.
-Esto es lo que nos salva, ya que el contacto
es diario, gracias a las NNTT y al móvil.
4.- Acepta la ayuda. Si descubres que realmente no lo estás
superando y que tienes un profundo sentimiento de vacío, tristeza o incapacidad
para volver a tu vida normal luego de que tus hijos se hayan ido de la casa, es
importante que consigas ayuda. Quizás sufras de depresión o de una enfermedad
psicológica similar que evite que disfrutes de la vida al máximo. Es mejor que
hables con un profesional.
-Por ahora parece que lo voy superando. Si
continuase como los primeros días, iría de cabeza.jeje.
5.- Comienza a enfocarte en tus propias
necesidades. Cuando estés
satisfecho por haber puesto a tu hijo en el camino correcto, el trabajo
desparecerá y empezarás a notar el gran cambio en tu vida. La forma en la que
elijas percibir este cambio influirá en tus sentimientos y en tu enfoque, si lo
ves como un enorme agujero, te sentirás mucho más deprimido que si eligieras
verlo como una oportunidad para revivir algunos de tus propios intereses y
pasatiempos.
-Cierto, si cambias el punto de vista, puedes
incluso emplear el tiempo que le dedicabas a otras actividades: deporte,
lectura, aficiones, etc.
6.- Redescubre el amor de tu vida. A menos que seas soltero, cuando tus
hijos se muden te quedarás con tu cónyuge o pareja. Este puede ser un momento
difícil si descubres que hay un problema con tu relación que no habías
afrontado porque la presencia de los hijos ayudó a consolidar tu relación
conyugal. O simplemente puede ser un caso en el que después de ser padres por
tanto tiempo, han olvidado como ser amantes. Este es el momento de hablar de
manera abierta y honesta acerca de la dirección de su relación como pareja y
decidir lo que ocurrirá después.
-Es cierto que las madres se vuelcan en sus
hijos. Cuando estos emprenden el vuelo, la relación de la pareja vuelve a
reforzarse.
7.- Concéntrate en algunos de los puntos
positivos que tiene el hecho de que tus hijos se hayan ido de casa. Enfocarte en algunos de los cambios
positivos resultantes de la salida de tus hijos del hogar puede aliviar
considerablemente la sensación de pérdida cuando consideres lo que has ganado.
Si bien esto no resta importancia a tu tristeza y a la gran transición que tú y
tus hijos atraviesan, te ayuda a probar y a ver el lado positivo de tu futuro.
-Este consejo lo situaría en el punto 5, está
más relacionado con aquellas cosas de tipo material que se ganan con la salida
del pajarillo. Sin embargo, en mi caso, creo que se siente más el vacío que
deja su marcha, al menos al principio del éxodo. Quizás, más adelante, se
puedan ver las cuestiones positivas que se derivan del mismo…o no.
Yo lo que sé es que todos los días cuento los
que quedan para que nos volvamos a ver.
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