lunes, 29 de agosto de 2016

LOS PELIGROS DEL WHATSAPP (WS)

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Hace ya varios años, corría exactamente el mes de enero de 2012, escribí un post titulado “Si no tienes Whatsapp, no eres nadie”. Eran, al menos para mí, los principios de ese gran invento y negocio en forma de app, lo que ahora ha sido corroborado con su reciente adquisición por el gigante Facebook.
Es evidente que son muchas las aplicaciones positivas y beneficiosas que tiene la famosa app. Solo hay que recordar que todos formamos parte ya de varios grupos de WS, a través de los que estamos en contacto con otros usuarios con los que tenemos algo en común, ya sean cuestiones de índole personal o profesional. Incluso es cada vez más frecuente que esa app sea utilizada por las empresas para ofrecer sus servicios y para contactar con sus clientes.
Sin embargo no es de las ventajas del WS de lo que vamos a hablar hoy, sino precisamente de sus inconvenientes, que pueden ser, si lo llevamos al extremo, bastante perjudiciales.
Uno de ellos es la ultradependencia de las redes sociales, principalmente de la que estamos hablando, el WS. Todos conocemos a amigos y/o familiares que están enganchados al móvil a todas horas. Yo mismo reconozco que, por motivos laborales, durante un tiempo estaba pendiente del mismo de forma permanente, situación que, en mi opinión, considero totalmente superada, aunque el vicioso es el que nunca reconoce su adicción, jaja. Pero sí que tengo conocidos que se concentran tanto con los mensajes o fotos recibidas en el WS, de tal manera que se pasan las horas pegados al móvil allá donde les pille, lo que da lugar a estampas realmente estrambóticas. Otro caso que conozco es de tal dependencia que se queda hasta altas horas de la madrugada wasapeando con…no sabemos quien, y ahí está el problema. Pero el caso más extremo que conozco es el de un amigo que se viene a tomar una cerveza y se pone con el WS, pasando de todos los demás. Evidentemente ya le hemos dicho que para eso que no se moleste en venir con nosotros, puesto que su presencia es menos que virtual y lo consideramos ya, por su reiteración, una falta de respeto.
Pero hay otro tipo de peligros derivados del uso, no necesariamente del abuso, del WS. Sin ir más lejos, algunos los he tenido que padecer estas últimas semanas, como el que alguien vaya por la calle con la vista pegada al móvil y sin mirar ni siquiera por dónde camina, de tal forma que si no es por quien va en dirección contraria, que le llama la atención, se estampa contra él. Más graves aún son los casos en los que se distrae la vista de la carretera cuando el conductor comete la imprudencia, punible no lo olvidemos, de ponerse a escribir un WS o simplemente a mirar el que le acaba de entrar. Otros son meramente testimoniales, pero tampoco es agradable tener que esperar en el gym más de la cuenta porque el que te precede en el uso de un equipo está con el WS minutos y minutos, probablemente sin darse cuenta de que otra persona está esperando a que él acabe. No sería mala idea que se diera un toque de atención sobre el uso de los móviles en el gym.
La conclusión de todo lo expuesto no puede ser otra que aquel dicho de que es bueno el uso, pero malo el abuso. Sigamos wasapeando.
NOTA: pensemos la importancia de esta app, que hasta ha hecho que se invente un nuevo verbo: wasapear, jeje. Pronto será admitido por la RAE, si no al tiempo.

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